Maravillosas causas y efectos de sonreír
La sonrisa está considerada una respuesta automática del bienestar y de la felicidad.
Sonreír aunque no tengas motivos es gratificante. Pruébalo ahora. ¿A que sí que has conectado con una sensación agradable?
¿Cómo es posible? Pues porque cuando sonreímos movemos una cierta musculatura de la cara que activan los neurotransmisores encargados de liberar endorfinas (las famosas “hormonas de la felicidad”). Si además lo hacemos habitualmente, al aumentar el nivel de endorfinas el de cortisol (“la hormona del estrés”) disminuye, de manera que nuestro nerviosismo será menor.
Sonreír es una acción básicamente espontánea, pero desde aquí os sugerimos que a partir de hoy sea más voluntaria y consciente porque este mecanismo natural de: Sentir bienestar o felicidad y como consecuencia sonreír, también funciona al revés si lo practicamos.
Es decir, si la causa de sonreír de forma natural es normalmente porque nos encontramos bien, porque sentimos entusiasmo, diversión, aprecio, agrado o alegría, genera esas endorfinas, hacerlo sin motivo también modifica la química cerebral.
Sonríe como si realmente tuvieras ganas de hacerlo. Pero hazlo hasta que muevas los pómulos y se marquen las “líneas de la risa” de alrededor de los ojos. Practícalo cada día, finalmente lo harás de manera espontánea.
Presta atención a tu expresión facial. También funciona con otros gestos negativos. Las personas que fruncen el ceño de forma intencional acaban sintiendo la emoción asociada a esa expresión.
Además las sonrisas son contagiosas y ayudan a establecer vínculos. Practica este verbo de sonreír cada día como si tuvieras motivos, en menos tiempo del que crees lo harás más a menudo y naturalmente.