¡Pánico a los exámenes!

Siempre que llega esta época y llegan los estudiantes a mi consulta, agobiados por los exámenes recuerdo mis diferentes etapas de fin de curso, especialmente en el Instituto y la Universidad, y he de reconocer que no me dan ninguna envidia

Enfrentarse a un examen o una prueba importante como las oposiciones o la selectividad es una fuente de estrés y ansiedad. No puede ser de otra manera: se trata de una situación en la que la persona ha de rendir al máximo de sus posibilidades para obtener una puntuación que tal vez cambie su vida. Puede ser la entrada a un puesto de trabajo como funcionario o la puerta abierta a la Universidad. Lo extraño sería no tener ansiedad. Es decir, lo increíble sería pensar que semejante reto se ha de afrontar con tranquilidad.

Si observásemos a alguien que al sentarse a hacer un examen está bostezando, pensaremos que difícilmente le puede ir bien. De esta manera sería extraño llegar a rendir al máximo a nivel intelectual.

Así pues, estar nervioso es natural y funcional. Nos activa y facilita poder dar de sí al máximo.

¿Cuál es el problema ante los exámenes? El miedo.

El miedo a suspender, a fallar, a no recordar y hacer un examen por debajo de las expectativas o incluso el miedo a quedarse en blanco. Ese miedo anticipatorio es el que provoca ansiedad en la persona con síntomas incluso físicos (dolor de cabeza, contracturas, dolores, nauseas, descomposición intestinal, etc.). El estudiante intenta solucionar su malestar de diferentes maneras:

Estudiar más todavía, no dormir la noche anterior, pedir a alguien que le pregunte la lección, intentar tranquilizarse, intentar controlar los síntomas físicos, etc.

Alrededor le intentan ayudar: Tranquilizando con frases bienintencionadas del tipo “no pasa nada si suspendes”, “tranquilo te irá muy bien”, quitando presión e incluso ofreciéndoles tranquilizantes.

Todos estos intentos de solución suelen fracasar. El querer controlar los síntomas físicos todavía le hace sentir que se descontrola más, estos síntomas pueden dispararse hasta el extremo de sufrir un ataque de ansiedad, si esto sucede el miedo a que vuelva a suceder se instala en la persona y le hace rendir menos.

Obviamente, para superar un examen hay que estudiar, pero también hay que saber gestionar la ansiedad que supone afrontar esa prueba.

Cuando el miedo es invalidante y la persona llega a tener tanta ansiedad que incluso se plantea no hacer un examen o la sintomatología es muy aguda, lo aconsejable es dejarse asesorar por un profesional e iniciar un proceso terapéutico que le ayude a gestionar la ansiedad.